lunes, 27 de febrero de 2012

El mismo

Y de tempestades no es de lo que vivimos, entre mareas y olas siempre queda aquello que se va, el que se deja llevar a alta mar y no llega, a ver tierra en mucho tiempo o nunca llega a verlo, se arriesga, y muchos se convierten en botellas… sin mensaje, y otros en cofres, ahogados de monedas, que jamás nadie encuentra. Debajo del agua es difícil respirar sin botella, y tú, careces de aletas, mueres por no saber buscar el aire, y empeñarte en respirar agua… pero alguno que otro en su barquito de vela, aguanta tsunamis de lágrimas a duras penas, y siempre intenta no llenar el barco de piedras. Las nubes siempre están sobre tu cabeza, nunca olvides que la lluvia nos moja a todos, y un rayo nos puede caer a cualquiera… ignorarlo, no las hará desaparecer, y vivir con miedo, jamás podría llamarse vivir…
Otra era comienza, otra vida muere, y otra vida empieza, pero siempre seré el mismo lobo viejo, que siempre queda, cuando me despojas de todo lo que creas. El núcleo, siempre queda, ese, sigue siempre, ya sea a duras penas, o raudo veloz por las praderas.

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